Conciertos de la OSCAM en Almendralejo y Mérida

23 de febrero, 2024. Teatro Carolina Coronado, Almendralejo

1 de marzo, 2024. Palacio de Congresos de Mérida. Concierto a beneficio de AFAM (Asociación de Familiares de personas con Alzheimer y otras demencias de Mérida).

PROFESORADO
OSCAM MÉRIDA
Violin : Victor Flores Silva
Violin : Luis Damian Ortiz García
Viola: Saussan Abou- Assali Rodríguez
Violonchelo: Arturo Samper Acero
Contrabajo: Pablo Báez Illesca
Viento : Alfonso Ramos Rodríguez
OSCAM ALMENDRALEJO
Violin : Gonzalo de Mosteyrin Sampalo
Violin : María dels Dolors Gimeno David
Viola: David Montes Domínguez
Violonchelo : Carlos A . Nicolás Alonso
Contrabajo: Alfredo Carrión Pareja
Trompa: Aurea Donate Corral
Oboe: Antonio Sabín García
Fagot : Rafael Francés Reig
Percusión Rafael Huertas Ariza
Coordinador General OSCAM
David Montes Domínguez
Directores OSCAM
Alfonso Ramos Rodríguez
Mª Dolores Gimeno David

PROGRAMA
Obertura Caballería Ligera Franz Von Suppé (1819 – 1895)
Noche en un Monte Pelado Modest Mussorgky (1839 – 1881)
Sinfonía por un Mundo Mejor. J. A. Simarro. I Obertura por los Derechos Humanos
Sinfonía nº 7 Incompleta D 759 F. Schubert (1797 – 1828)
I Allegro Moderato
II Andante con moto

Notas al programa
Franz von Suppé (1819-1895) fue uno de los más importantes compositores de
opereta en la Viena del último tercio del siglo XIX junto a Johann Strauss. Natural
de Splitz, hoy en Croacia pero entonces perteneciente al Imperio austrohúngaro,
pasó unos años en Italia, donde tuvo contacto con Rossini, Donizzetti y el
joven Verdi. Establecido en Viena desde 1835, ejerció como director musical en
varios teatros como el Leoposldstadt, el Theater an der Wien o el Karltheater,
entre otros. Von Suppé compuso más de doscientas obras para la escena, y fue
el responsable de importar el género cómico defnido por Ofenbach en París,
adaptándolo a los gustos vieneses y al cual se consagró especialmente a partir
de 1860. No obstante, en su catálogo se encuentran también un Réquiem, sinfonías,
ballets, misas, canciones y cuartetos de cuerda.
La opereta simbolizaba el ambiente mundano y frívolo del fin de siècle en Viena,
ciudad que se había convertido en una de las principales capitales europeas y
referente de la cultura occidental en todos sus ámbitos, al tiempo que mostraba
los primeros síntomas de disolución de sus fundamentos. Se trata de un genero
de teatro musical ligero, con diálogo hablado y argumentos desenfadados, y
con presencia importante de las danzas de moda, particularmente el vals. No
obstante, este estilo popular oculta una gran perfección técnica, con melodías
deliciosas y una instrumentación ingeniosa y sofisticada. El estilo vigoroso y
juguetón de Von Suppé se adapta perfectamente a la naturaleza del género, y
sus obras tuvieron gran éxito en su época. Aunque la mayoría ha caÍdo hoy en el
olvido, sus oberturas permanecen el el repertorio, siendo algunas de ellas especialmente
populares. Es el caso de la perteneciente a la opereta Leichte Kavallerie
(Caballería ligera, 1866), cuyo argumento narra la historia de amor entre
Vilma, una huérfana criada por aldeanos húngaros, y Hermann, cuyo anciano
tío, alcalde de la aldea, también pretende a la joven. El ingenio de un grupo de
húsares (la caballería ligera húngara) permitirá la unión entre Vilma y Hermann.
Además de poderosas fanfarrias militares y temas húngaros, destaca en la obertura
el fragmento conocido como “carga de la caballería ligera”, ampliamente
utilizado en películas, dibujos animados y anuncios publicitarios.

Modest Mussorgsky (1839-1881) fue uno de los integrantes del grupo denominado
por el crítico Vladimir Stásov la “pequeña banda poderosa”, conocido hoy
como “Los Cinco”, junto a Balakirev, Borodin, César Cui, Borodin y Rimsky-Korsakov,
que protagonizó la eclosión del nacionalismo musical ruso en la segunda
mitad del siglo XIX. Los ideales del Nacionalismo defendían que los productos
de una cultura debían reflejar el carácter de la nación que la sostiene, por lo que
su música se basa ante todo en las tradiciones autóctonas y tiende a alejarse de
los estándares dominantes, representados por entonces por la ópera italiana y el
sinfonismo alemán. Natural de una zona rural, a la que volvía con frecuencia para
aliviar sus frecuentes crisis nerviosas, Mussorgsky supo utilizar no sólo las características
musicales del folklore nacional, sino también los temas originados en
los cuentos y leyendas populares. Músico vocacional y sin una formación académica
reglada, Mussorgsky se expresó con gran libertad y sin infuencias extranjeras,
lo cual le convirtió en uno de los autores más originales del grupo, ya que a
su aportación al desarrollo de un arte específcamente ruso añade recursos
audaces e imaginativos que abrieron camino a muchas de las innovaciones
musicales de la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, su vida fue inestable y
desordenada, agravada por problemas de alcoholismo que le llevaron a una
muerte prematura, y su obra, igualmente dispersa, recoge numerosas composiciones
incompletas, revisadas y culminadas muchas de ellas tras su muerte por
su colega y amigo Rimsky-Korsakov.
“Una noche en el Monte Pelado”, también conocida como “La noche de San Juan
en el Monte Pelado”, fue originalmente inspirada por un cuento de Nikolái
Gógol, en el cual un campesino presencia un aquelarre en un monte cercano a
Kiev. La obra se encuadra en el género del poema sinfónico, composición en un
solo movimiento, con estructura libre, basada en un contenido extramusical que
la música trata de contar o describir, si bien lo que se pretende más que narrar o
“pintar” es llevar al oyente a un estado de ánimo. La máxima expresión de esta
idea se da en la música programática, que identifica inequívocamente por
medio de un texto o “programa” el estímulo concreto. Así, la partitura de Mussorgsky
se acompaña de unas frases que ayudan a comprender mejor la atmósfera
fantástica de la obra y su desarrollo: «Rumores subterráneos de voces
sobrenaturales. Aparición de los espíritus de la oscuridad seguidos por el Chernobog.
Glorifcación de Chernobog y Misa Negra. Sabbath. En el punto álgido
del sabbath, a lo lejos comienza a escucharse la campana de la iglesia del
pueblo. Se dispersan los espíritus de la oscuridad. Amanecer.” La primera versión
de la partitura, escrita en 1867, fue duramente criticada por Balakirev, mentor de
Mussorgsky, y éste trató de rehacerla en varias ocasiones y en distintos formatos,
incluyendo la utilización de un coro. No será hasta 1886, tras la muerte del compositor,
cuando Rimsky-Korsakov tomará los distintos materiales para construir
la obra que actualmente suele escucharse en concierto y que se cuenta entre las
más populares del compositor. Resulta inevitable citar la inolvidable adaptación
visual que Walt Disney hizo de la misma para la película Fantasía (1940).

La Sinfonía nº1, por un mundo mejor, es un llamamiento a la acción y al entendimiento
de todas las personas y estados que creen que el cumplimiento efectivo
de los derechos humanos y el desarrollo sostenible son posibles. Frente a la
pobreza, la desigualdad y la guerra, esta pieza musical promueve un mundo
donde todas las personas puedan vivir dignamente, en armonía con la naturaleza
y ayudando a construir la paz en la mente de todos los seres humanos.” Así
presenta Juan Antonio Simarro (n. 1973), compositor tinerfeño afincado en
Madrid, su “Sinfonía por un mundo mejor”, una obra que busca tocar conciencias
y movilizar a las personas para cambiar el mundo. La trayectoria musical de
Simarro es amplia y versátil: compositor, pianista, director y productor musical
de teatro, ballet, cine y televisión, creador de múltiples y reconocidas sintonías
publicitarias, acompañante como intérprete, pianista, arreglista y productor, de
artistas como el Dúo Dinámico, Nena Daconte, Julio Iglesias o Manu Tenorio,
presentador del programa de televisión “Clásicos irreverentes”, colaborador del
programa cultural “La aventura del saber”, o autor de la música empleada por la
Selección Española de Gimnasia Rítmica en los campeonatos de Europa y del
Mundo, entre otros muchos trabajos y actividades profesionales.
Según sus propias palabras, Simarro intenta que su música “sea siempre positiva
o que permita sacar un aprendizaje”, utilizando para ello un lenguaje sencillo y
accesible, ya que pretende “que la música una a las personas y que los idiomas
no excluyan a nadie”. El proyecto de la Sinfonía se inició con la “Obertura por los
Derechos Humanos”, estrenada en 2011 en el concierto del 20 Aniversario de los
Derechos del Niño por la ONU en el Auditorio Nacional de Madrid. La gran
recepción le llevó a ampliar la obra a toda una sinfonía social. Así, a la obertura
siguieron otros tres movimientos, que pueden interpretarse independientemente:
“Homenaje”, dedicado “a toda la gente que sufre en el mundo y que hace
que sea mejor”; “Desarrollo sostenible”, sobre la relación de convivencia necesaria
entre el ser humano y la naturaleza; y “Por un mundo mejor” como compendio
y resumen del espíritu general de la obra. La idea de la Obertura se basa en
que “todos somos conscientes de que hay unos derechos humanos, todo el
mundo lo sabe, pero no se cumplen. Tenemos que recordar las cosas con ayuda
de otras herramientas.” Música para unir, para concienciar, para emocionar. “Si la
música nos ayuda a que al final del concierto todos queramos mejorar el
mundo, al menos en el círculo que nos rodea, ya estamos mejorando el mundo
de alguna manera.”

A finales de 1818, Franz Schubert (1797-1828) decidió abandonar su puesto de
maestro de enseñanza primaria para dedicarse por entero a la composición. Los
siguientes años verán la aparición de una serie de obras maestras en las que los
rasgos más característicos de su estilo, especialmente su don para la melodía
lírica y su flexibilidad armónica, se desarrollan en marcos formales amplios y
enormemente expresivos. Sin duda, la más apreciada de estas obras es la Sinfonía
nº 8 en Si menor, D. 759, conocida universalmente como Incompleta. Pero
pese a que su nombre comienza a ser conocido y apreciado en ambientes
burgueses y aristocráticos, gran parte del mundo musical le ignorará durante
casi toda su vida. Habrá que esperar varias décadas hasta que la recuperación
póstuma de gran parte de su obra lo sitúe en un lugar de privilegio en la Historia
de la Música.
Los dos únicos movimientos de la Sinfonía Incompleta fueron compuestos a
finales de 1822, y se conservan esbozos de un tercero. El por que Schubert
nunca abordó su conclusión ha sido objeto de múltiples hipótesis. En cualquier
caso, las obras inacabadas en la producción de Schubert no son escasas, y sólo
en el campo sinfónico se conocen hasta quince esbozos que cristalizaron tan
sólo en siete trabajos completos. Si las sinfonías anteriores remiten a Mozart, la
Incompleta se sumerge en un tono expresivo más cercano a Beethoven, con
contrastes apasionados, fragmentos tensos y agitados, poderosos tutti, crescendi
e interrupciones repentinas que otorgan un dramatismo desconocido hasta
entonces en la música de Schubert. La inusual inclusión de tres trombones en la
orquestación contribuye a dotar a la sinfonía de un carácter sombrío. No obstante,
el tratamiento general de la armonía y el lirismo melódico son señas de identidad
inequívocas del propio Schubert. La escritura está repleta de exquisitos
detalles de orquestación, con un uso extensivo de las maderas en calidad de
solistas. Durante décadas, el manuscrito de la sinfonía permaneció olvidado
hasta que fue descubierta y estrenada en Viena en 1865, casi cuarenta años
después de la muerte de su autor. La sinfonía fue publicada en 1867, y desde
entonces ha permanecido como una de las máximas realizaciones de Schubert
y del sinfonismo del siglo XIX. (Vicente Antúnez Medina, Profesor de Historia de la Música C.O.M. “Esteban Sánchez” de Mérida)